EL PAÑUELO DE BOLSILLO
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por Claudio Vauban
El pañuelo de bolsillo –llamado pochette, en francés, pocket square o handkerchief en inglés– es un detalle que completa la indumentaria masculina y que demuestra como pocos complementos el buen gusto en el vestir de quien lo lleva.
La tradición de llevar un pañuelo, para con el fin de protegerse o por motivos higiénicos es muy antigua. Se remonta al Antiguo Egipto, y a las civilizaciones clásicas. En su uso con finalidad puramente ornamental y de distinción social es mucho más reciente. Las damas de la corte en el siglo XVI solían llevar en la mano pañuelos delicadamente decorados que, dependiendo del momento y sus intenciones, agitaban con gracia o dejaban caer sutilmente.
Contrariamente a lo que se suele afirmar, no fue Brummel quien introdujo el pañuelo de bolsillo en su uso actual, por la sencilla razón de que las chaquetas de su tiempo no llevaban bolsillo exterior. Fue a finales del siglo XIX y principios del XX cuando se comenzó a completar la indumentaria formal mostrando un elegante pañuelo de seda, de algodón de lino o de lana. Su uso se extendió a partir de los años 20. A su generalización contribuyeron elegantes actores de cine, como Fred Astaire, Cary Grant o Gary Cooper.
A partir de los años 70, fue desapareciendo de las chaquetas, hasta finales de los 90, cuando se ha venido recuperando progresivamente. Hoy en día un traje de hombre se ve incompleto sin el detalle del pañuelo.
CÓMO DOBLARLO
Existen una infinidad de maneras de colocarse el pañuelo en el bolsillo. Deberá escogerse la más indicada teniendo en cuenta la forma y dibujo del pañuelo, su combinación cromática con el resto de las prendas, y si acompaña una indumentaria formal o no formal y, sobretodo la personalidad y estilo de uno mismo, que tendrá que sentirse cómodo con la opción elegida. Además de la docena de maneras clásicas de preparar el pañuelo para colocarlo en el bolsillo, cualquier combinatoria personal puede dar con una manera alternativa y personal de lucir el pañuelo.
El más habitual y, a la vez, sencillo y elegante modo de llevar el pañuelo es el de plegado plano, que los británicos llaman “presidencial”, en el que éste es doblado en ángulo recto, de manera que entre perfectamente en el bolsillo, mostrando en el exterior aproximadamente un dedo de pañuelo, con los pliegues en lugar de los bordes (en cuyo caso estaríamos hablando del llamado doblado clásico). Es el modo más indicado para un traje de hombre.
Dependiendo de la manera en que se doble un pañuelo, podrán mostrarse, perfectamente alineados y sin mucha dificultad de preparación, un pico, dos picos, tres picos y hasta los cuatro picos del pañuelo. Estas alternativas son las más indicadas para aquellos handkerchiefs cuyos bordes ha sido especialmente trabajados en un trabajo de plegado excelente o en doble color.
La alternativa contraria es el llamado puff, en el que el pañuelo se muestra de forma abultada con las puntas y bordes ocultos. Es el modo más informal y el más indicado se trata de un pañuelo estampado, por ejemplo, de pequeños lunares. En el momento de preparación del pañuelo su portador elegirá lo ancho y alto que se mostrará el pañuelo sobre el bolsillo. Como reverse puff se conoce un modo semejante al de los tres o cuatro picos, sólo que en este caso se presentan sin plegar, tal como surge espontáneamente en su preparación; idéntica a la del puff, pero invirtiendo la parte introducida en el bolsillo.
Otras alternativas comunes son el winged peak –un pico que muestra sólo los pliegues y ocultas los bordes-, angled peaks –que muestra tres o cuatro picos plegados lateralmente, la rosa – en el que el interior del pañuelo es enrollado para simular la copa de una rosa y la escalera –que muestra tres ‘falsos picos’ ascendentes. Dependiendo del arte que uno tenga, será capaz de crear nuevas alternativas, con la asistencia que pueda darle las técnicas y trucos del origami japonés si quiere ser realmente original.
CÓMO COMBINARLO
Es una pregunta que no necesitarán responder aquellos que opten por llevar un pañuelo blanco en cualquier caso y circunstancia. Está elección dará el resultado más elegante cuando se vista un esmoquin o un traje, pero un pañuelo blanco aparecerá muy probablemente algo pobre e incluso inapropiado junto a una chaqueta informal.
A la hora de combinar los colores de la indumentaria un error habitual es un exceso de coincidencias, particularmente en la combinación del pañuelo de bolsillo y la corbata (hay incluso algunas casas que los venden a juego con, exactamente, el mismo estampado).
En el arte de combinar colores la gracia está en la capacidad de compaginar aquellos que, para muchos, parecerían irreconciliables (como, por ejemplo, una paleta que combine elegantemente el azul, gris y el beige).
Cuando se opta por pañuelos de bolsillo de colores lo más habitual es utilizar aquellos que presentan las tonalidades más vivas de colores básicos, pañuelos de seda con rojos intensos, amarillos, naranjas, azul eléctrico o verde loro. De este modo, el pañuelo podrá combinarse exclusivamente con la corbata o –para los más atrevidos– también con los calcetines, pero difícilmente guardará alguna relación (por similitud o antagónica) con la chaqueta –o con la camisa si se trata de una indumentaria informal.
FABRICANTES DE PAÑUELOS
Prácticamente todos los fabricantes de buenas corbatas elaboran estupendos pañuelos de seda, entre los que cabe destacar el caso de Drake’s. Desde que Michael Drake, Jeremy Hull e Isabel Dickson fundaron este establecimiento en 1977, los pañuelos estampados eran uno de sus piezas favoritas. Adquirida por la firma de inversores privados de Li & Fung, procedentes de Hong Kong, el Drake’s de hoy sigue elaborando a mano en Londres interesantes pañuelos de seda. Caso similar al de Drake’s es el Charvet. Turnbull y Asser, Etro, Tom Ford o Rubinacci son también algunas marcas que incluyen entre sus colecciones algunos pañuelos de bolsillo interesantes con tejidos que encargan a terceros.
SIMONNOT-GODARD
El de esta casa francesa es un caso único. Se trata del último tejedor francés de pañuelos de bolsillo de lujo. Muchos de los pañuelos que venden las primeras marcas del mundo del lujo y de la moda han sido realizados por esta compañía, fundada en 1787. En sus inicios se dedicó a la producción de finos linos, batistas y tejidos par el hogar.
El matrimonio de Louis Victor Simonnot con Marie Godard supuso la fusión de dos empresas que unidas, se especializaron en la producción de tejidos finos para alta costura ganándose la confianza de casas como Chanel, Dior, Lanvin o Yves Saint Laurent. El pañuelo era, en aquellos tiempos para la firma, sólo una pequeña parte del negocio. Fue su actual responsable y propietario, Benjamin Simonnot quien, tras adquirir el negocio casi arruinado a su tío, decidió concentrarlo en la producción de los mejores pañuelos de bolsillo del mundo.
Es importante destacar el control completo de todo el proceso de elaboración de sus pañuelos, empezando por su diseño, que en ocasiones se ha obtenido de los archivos históricos de la maison o reinterpretando de acuerdo con los gustos y tendencias de la moda masculina. El siguiente paso es la producción del tejido, generalmente en series cortas o muy cortas, cuando se trata de ediciones limitadas.
La especialización en el proceso de costura –fundamentalmente del cosido del dobladillo– tiene sus técnicas y sus normas de calidad. Estás son algunas de ellas: debe tener cómo mínimo cuatro puntadas por centímetro, el hilo con el que se cose debe ser el mismo con el que se ha tejido el pañuelo, las esquinas del pañuelo no deben cortarse, se giran en ángulo recto, sin rastrillar ni doblar, no hay que detenerse en el medio de un dobladillo para evitar que cambie su apariencia y se mantenga recto con un grueso regular.
Desde el hilo hasta el producto final, se requieren cinco meses para terminar un pañuelo de Simonnot Godard, como los que ilustran este artículo, lo que expresa su complejidad y su excelencia.
[:ca]
Per Claudio Vauban
El mocador de butxaca -anomenat pochette, en francès, pocket square o handkerchief en anglès- és un detall que completa la indumentària masculina i que demostra com pocs complements el bon gust en el fet de vestir de qui el porta.
La tradició de portar un mocador, per tal de protegir-se o per motius higiènics és molt antiga. Es remunta a l’Antic Egipte, ia les civilitzacions clàssiques. En el seu ús amb finalitat purament ornamental i de distinció social és molt més recent. Les dames de la cort al segle XVI solien portar a la mà mocadors delicadament decorats que, depenent del moment i les seves intencions, agitaven amb gràcia o deixaven caure subtilment.
Contràriament al que se sol afirmar, no va ser Brummel qui va introduir el mocador de butxaca en el seu ús actual, per la senzilla raó que les jaquetes del seu temps no portaven butxaca exterior. Va ser a finals del segle XIX i principis del XX quan es va començar a completar la indumentària formal mostrant un elegant mocador de seda, de cotó de lli o de llana. El seu ús es va estendre a partir dels anys 20. A la seva generalització van contribuir elegants actors de cinema, com Fred Astaire, Cary Grant o Gary Cooper.
A partir dels anys 70, va anar desapareixent de les jaquetes, fins a finals dels 90, quan s’ha anat recuperant progressivament. Avui en dia un vestit d’home es veu incomplet sense el detall del mocador.
Com doblegar-ho
Hi ha infinitat de maneres de col·locar-se el mocador a la butxaca. Haurà d’escollir-se la més indicada tenint en compte la forma i dibuix del mocador, la seva combinació cromàtica amb la resta de les peces, si acompanya una indumentària formal o no i, sobretot la personalitat i estil d’un mateix, que haurà de sentir-se còmode amb l’opció triada. A més de la dotzena de maneres clàssiques de preparar el mocador per col·locar-ho en la butxaca, qualsevol combinació personal pot donar amb una manera alternativa i personal de lluir el mocador.
La més habitual i, alhora, senzilla i elegant manera de portar el mocador és la de plegat pla, que els britànics anomenen «presidencial», en la qual aquest és doblat en angle recte, de manera que entre perfectament a la butxaca, mostrant a l’exterior aproximadament un dit de mocador, amb els plecs en lloc de les vores (en aquest cas estaríem parlant de l’anomenat doblat clàssic). És la manera més indicada per a un vestit d’home.
Depenent de la manera en què es dobli un mocador, podran mostrar-se, perfectament alineats i sense gaire dificultat de preparació, un pic, dos pics, tres pics i fins als quatre pics del mocador. Aquestes alternatives són les més indicades per a aquells handkerchiefs que tenen les vores especialment treballades en un plegat excel·lent o en doble color.
L’alternativa contrària és l’anomenat puff, en què el mocador es mostra de forma voluminosa amb les puntes i vores ocultes. És la manera més informal i la més indicada, es tracta d’un mocador estampat, per exemple, de petits lunars. En el moment de preparació del mocador el seu portador triarà l’ample i alt que es mostrarà el mocador sobre la butxaca. Com reverse puff es coneix una manera semblant al dels tres o quatre pics, només que en aquest cas es presenten sense plegar, tal com sorgeix espontàniament en la seva preparació; idèntica a la de puff, però invertint la part introduïda a la butxaca.
Altres alternatives comuns són el winged peak -un pic que mostra només els plecs i oculta les vores-, angled peaks -que mostra tres o quatre pics plegats lateralment, la rosa – en el qual l’interior del mocador és enrotllat per simular la copa d’una rosa i l’escala -que mostra tres ‘falsos pics’ ascendents. Depenent de l’art que un tingui, serà capaç de crear noves alternatives, amb l’assistència que pugui donar-li les tècniques i trucs de l’origami japonès si vol ser realment original.
Com combinar-ho
És una pregunta que no necessitaran respondre aquells que optin per portar un mocador blanc en qualsevol cas i circumstància. Aquesta elecció donarà el resultat més elegant quan es vesteixi amb un esmòquing o un vestit, però un mocador blanc quedarà pobre i fins i tot inadequat al costat d’una jaqueta informal.
A l’hora de combinar els colors de la indumentària un error habitual és un excés de coincidències, particularment en la combinació del mocador de butxaca i la corbata (hi ha fins i tot algunes cases que els venen a joc amb, exactament, el mateix estampat).
En l’art de combinar colors la gràcia està en la capacitat de compaginar aquells que, per a molts, semblarien irreconciliables (com, per exemple, una paleta que combini elegantment el blau, gris i el beix).
Quan s’opta per mocadors de butxaca de colors el més habitual és utilitzar aquells que presenten les tonalitats més vives de colors bàsics, mocadors de seda amb vermells intensos, grocs, taronges, blau elèctric o verd lloro. D’aquesta manera, el mocador podrà combinar-se exclusivament amb la corbata o -per als més atrevits- també amb els mitjons, però difícilment guardarà alguna relació (per similitud o antagònica) amb la jaqueta -o amb la camisa si es tracta d’una indumentària informal.
FABRICANTS DE MOCADORS
Pràcticament tots els fabricants de bones corbates elaboren fantàstics mocadors de seda, entre els quals cal destacar el cas de Drake ‘s. Des que Michael Drake, Jeremy Hull i Isabel Dickson van fundar aquest establiment el 1977, els mocadors estampats eren una de les seves peces favorites. Adquirida per la signatura d’inversors privats de Li & Fung, procedents de Hong Kong, el Drake ‘s d’avui segueix elaborant a mà a Londres interessants mocadors de seda. Cas similar al de Drake ‘s és el Charvet. Turnbull i Asser, Etro, Tom Ford o Rubinacci són també algunes marques que inclouen entre les seves col·leccions alguns mocadors de butxaca interessants amb teixits que encarreguen a tercers.
Simonnot-Godard
El d’aquesta casa francesa és un cas únic. Es tracta de l’últim teixidor francès de mocadors de butxaca de luxe. Molts dels mocadors que venen les primeres marques del món del luxe i de la moda han estat realitzats per aquesta companyia, fundada el 1787. En els seus inicis es va dedicar a la producció de fins llis, batistes i teixits per la llar.
El matrimoni de Louis Victor Simonnot amb Casa Godard va suposar la fusió de dues empreses que unides, es van especialitzar en la producció de teixits fins per alta costura guanyant-se la confiança de cases com Chanel, Dior, Lanvin o Yves Saint Laurent. El mocador era, en aquells temps per a la signatura, només una petita part del negoci. Va ser el seu actual responsable i propietari, Benjamin Simonnot qui, després d’adquirir el negoci gairebé arruïnat al seu oncle, va decidir concentrar-lo en la producció dels millors mocadors de butxaca del món.
És important destacar el control complet de tot el procés d’elaboració dels seus mocadors, començant pel seu disseny, que en ocasions s’ha obtingut dels arxius històrics de la maison o reinterpretant d’acord amb els gustos i tendències de la moda masculina. El següent pas és la producció del teixit, generalment en sèries curtes o molt curtes, quan es tracta d’edicions limitades.
L’especialització en el procés de costura fonamentalment del cosit de la vora- té les seves tècniques i les normes de qualitat. Aquestes són algunes d’elles: ha de tenir com a mínim quatre puntades per centímetre, el fil amb què es cus ha de ser el mateix amb el qual s’ha teixit el mocador, les cantonades del mocador no s’han de tallar, es giren en angle recte, sense rastellar ni doblegar, no cal aturar-se al mig d’una vora per evitar que canviï la seva aparença i es mantingui recte amb un gruix regular.
Des del fil fins al producte final, es requereixen cinc mesos per acabar un mocador de Simonnot Godard, com els que il·lustren aquest article, el que expressa la seva complexitat i la seva excel·lència.
[:en]
by Claudio Vauban
The pocket handkerchief or pocket square –called pochette in french– is a detail that completes the men’s attire and an accessory that as few, prove the good taste of he who’s wearing it.
The tradition of wearing a handkerchief, whether to cover up or for health reasons is very old, dating back to Ancient Egypt and the classic civilizations. Its use intended for ornament or social purposes is more recent. The ladies of the court in the 16th century used to wear delicately embellished handkerchiefs that, depending of the moment and their intentions, they would graciously wave or subtly drop.
Contrary to what it’s said, it wasn’t Brummel who introduced the pocket square to its current use, for the simple reason that jackets in that time didn’t have an outside pocket. It was at the end of the 19th century and beginning of the 20th when formal attire started to be completed with an elegant silk, cotton or wool handkerchief. Its use started spreading during the 20s with the help of elegant movie actors like Fred Astaire, Cary Grant or Gary Cooper.
In the 70s, it started to disappear from jackets, until the end of the 90s, when it began to eventually reappear. Nowadays, a men’s suit is incomplete without a pocket square.
HOW TO FOLD IT
There are infinite ways of placing the pocket square. It should be chosen depending on the form and drawing of the handkerchief, its chromatic combination, if its completing a formal or casual attire, and above all our own personality and style. Besides the usual or classic ways of placing the handkerchief inside a pocket, any other personal combination could be an alternative to wearing the pocket square.
The most usual, and at the same time the most elegant way of carrying the pocket square is what the British call «presidential», in which it’s folded in a right angle, in a way that perfectly fits the pocket, showing approximately a finger of handkerchief, and the pleats instead of the edges (in which case we would be talking about the classic fold). This is the most appropriate way for a men’s suit.
Dependiendo de la manera en que se doble un pañuelo, podrán mostrarse, perfectamente alineados y sin mucha dificultad de preparación, un pico, dos picos, tres picos y hasta los cuatro picos del pañuelo. Estas alternativas son las más indicadas para aquellos handkerchiefs cuyos bordes ha sido especialmente trabajados en un trabajo de plegado excelente o en doble color.
La alternativa contraria es el llamado puff, en el que el pañuelo se muestra de forma abultada con las puntas y bordes ocultos. Es el modo más informal y el más indicado se trata de un pañuelo estampado, por ejemplo, de pequeños lunares. En el momento de preparación del pañuelo su portador elegirá lo ancho y alto que se mostrará el pañuelo sobre el bolsillo. Como reverse puff se conoce un modo semejante al de los tres o cuatro picos, sólo que en este caso se presentan sin plegar, tal como surge espontáneamente en su preparación; idéntica a la del puff, pero invirtiendo la parte introducida en el bolsillo.
Otras alternativas comunes son el winged peak –un pico que muestra sólo los pliegues y ocultas los bordes-, angled peaks –que muestra tres o cuatro picos plegados lateralmente, la rosa – en el que el interior del pañuelo es enrollado para simular la copa de una rosa y la escalera –que muestra tres ‘falsos picos’ ascendentes. Dependiendo del arte que uno tenga, será capaz de crear nuevas alternativas, con la asistencia que pueda darle las técnicas y trucos del origami japonés si quiere ser realmente original.
CÓMO COMBINARLO
Es una pregunta que no necesitarán responder aquellos que opten por llevar un pañuelo blanco en cualquier caso y circunstancia. Está elección dará el resultado más elegante cuando se vista un esmoquin o un traje, pero un pañuelo blanco aparecerá muy probablemente algo pobre e incluso inapropiado junto a una chaqueta informal.
A la hora de combinar los colores de la indumentaria un error habitual es un exceso de coincidencias, particularmente en la combinación del pañuelo de bolsillo y la corbata (hay incluso algunas casas que los venden a juego con, exactamente, el mismo estampado).
En el arte de combinar colores la gracia está en la capacidad de compaginar aquellos que, para muchos, parecerían irreconciliables (como, por ejemplo, una paleta que combine elegantemente el azul, gris y el beige).
Cuando se opta por pañuelos de bolsillo de colores lo más habitual es utilizar aquellos que presentan las tonalidades más vivas de colores básicos, pañuelos de seda con rojos intensos, amarillos, naranjas, azul eléctrico o verde loro. De este modo, el pañuelo podrá combinarse exclusivamente con la corbata o –para los más atrevidos– también con los calcetines, pero difícilmente guardará alguna relación (por similitud o antagónica) con la chaqueta –o con la camisa si se trata de una indumentaria informal.
FABRICANTES DE PAÑUELOS
Prácticamente todos los fabricantes de buenas corbatas elaboran estupendos pañuelos de seda, entre los que cabe destacar el caso de Drake’s. Desde que Michael Drake, Jeremy Hull e Isabel Dickson fundaron este establecimiento en 1977, los pañuelos estampados eran uno de sus piezas favoritas. Adquirida por la firma de inversores privados de Li & Fung, procedentes de Hong Kong, el Drake’s de hoy sigue elaborando a mano en Londres interesantes pañuelos de seda. Caso similar al de Drake’s es el Charvet. Turnbull y Asser, Etro, Tom Ford o Rubinacci son también algunas marcas que incluyen entre sus colecciones algunos pañuelos de bolsillo interesantes con tejidos que encargan a terceros.
SIMONNOT-GODARD
El de esta casa francesa es un caso único. Se trata del último tejedor francés de pañuelos de bolsillo de lujo. Muchos de los pañuelos que venden las primeras marcas del mundo del lujo y de la moda han sido realizados por esta compañía, fundada en 1787. En sus inicios se dedicó a la producción de finos linos, batistas y tejidos par el hogar.
El matrimonio de Louis Victor Simonnot con Marie Godard supuso la fusión de dos empresas que unidas, se especializaron en la producción de tejidos finos para alta costura ganándose la confianza de casas como Chanel, Dior, Lanvin o Yves Saint Laurent. El pañuelo era, en aquellos tiempos para la firma, sólo una pequeña parte del negocio. Fue su actual responsable y propietario, Benjamin Simonnot quien, tras adquirir el negocio casi arruinado a su tío, decidió concentrarlo en la producción de los mejores pañuelos de bolsillo del mundo.
Es importante destacar el control completo de todo el proceso de elaboración de sus pañuelos, empezando por su diseño, que en ocasiones se ha obtenido de los archivos históricos de la maison o reinterpretando de acuerdo con los gustos y tendencias de la moda masculina. El siguiente paso es la producción del tejido, generalmente en series cortas o muy cortas, cuando se trata de ediciones limitadas.
La especialización en el proceso de costura –fundamentalmente del cosido del dobladillo– tiene sus técnicas y sus normas de calidad. Estás son algunas de ellas: debe tener cómo mínimo cuatro puntadas por centímetro, el hilo con el que se cose debe ser el mismo con el que se ha tejido el pañuelo, las esquinas del pañuelo no deben cortarse, se giran en ángulo recto, sin rastrillar ni doblar, no hay que detenerse en el medio de un dobladillo para evitar que cambie su apariencia y se mantenga recto con un grueso regular.
Desde el hilo hasta el producto final, se requieren cinco meses para terminar un pañuelo de Simonnot Godard, como los que ilustran este artículo, lo que expresa su complejidad y su excelencia.
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