¿Puede el fotógrafo de moda ser considerado un artista, aún cuando su trabajo sea comercial? Los museos han sido lentos en reconocerlos en sus colecciones y paredes. Se consideraba no creativo por ser hecho por encargo. Ha sido recientemente que Irving Penn, Guy Bourdin, Helmut Newton y Richard Avedon entre otros han podido disfrutar de grandes antologías.
Sin embargo, había un fotógrafo con el que todo el mundo estaba de acuerdo: Erwin Blumenfeld (Berlín 1897-1969), judío-alemán que vivió los movimientos artísticos a lo largo de las tragedias del siglo XX, antes de huir a los Estados Unidos. En las revistas Vogue y Harper’s Bazaar entre 1940 y 1950 firmó cientos de portadas. En ese trabajo comercial, aplicó los principios heredados de las vanguardias artísticas europeas.
Erwin Blumenfeld ya de niño comenzó a hacer fotografías. En 1921 se involucró con el movimiento dadá al tiempo que George Grosz, con la creación de una serie de collages notables. Su carrera como fotógrafo profesional comenzó casi por accidente. Pronto se convirtió en un maestro de la fotografía, con imágenes elegantes, desarrollando técnicas complejas de solarización e impresión mediante espejos.
En 1936 se trasladó a París con su familia y comenzó a trabajar en fotografía de moda para Vogue y Harper’s Bazaar, sin abandonar su trabajo personal en el que tenía como objetivo trazar con precisión la continuidad notable de su obra desde sus dibujos surrealistas dadá. En moda, sus riesgos y experimentos como colorear imágenes, fueron su firma a lo largo de toda su carrera, declarando que «tenía miedo de aburrirse”.
En su autobiografía, Blumenfeld cuenta la curiosa y dadaísta historia de su encuentro con el pintor George Grosz, figura del movimiento. Ese encuentro duchampiano fue en unos urinarios. “Un joven con aspecto de dandi entró por la otra entrada, y plantado junto a mí, con un monóculo en el ojo, se desabrochó el pantalón de cuadros blancos y negros y trazó un chorro en la pared, con un dominio que me impactó.” Puro dadá.
Con el tiempo el color de Blumenfeld se desvaneció. Las imágenes de esos años se volvieron tristemente amarillas. Hasta que por medio de la tecnología digital, el Museo Nicéphore Niépce ha revivido la magia de esta obra, distorsionada por el tiempo. Es difícil creer que imágenes tan modernas daten de los años 1940 y 1950. Hacia el final de su vida, el fotógrafo presentó sus obras «artísticas de moda” con imágenes en blanco y negro.
Superposiciones y montajes, filtros de todo tipo, duplicación y espejos, encuadres oblicuos y sesgados. Blumenfeld utilizaba el color no como un accesorio decorativo, sino como tema central: como en la foto del vestido gris sobre fondo gris. Además coloca grandes paneles de colores en su estudio. O pone alineados, vestidos de diferentes colores en una paleta que imitan el arco-iris.
Blumenfeld se quejaba de los editores, entre ellos del famoso Alexander Liberman de Vogue, que sin embargo siempre le apoyó. Llaman la atención la audacia de las publicaciones de la época, por sus innovaciones. A finales de la década de 1940, se convirtió en el fotógrafo de más éxito y mejor pagado del mundo, y sus exquisitas portadas para la revista Vogue, Harper’s Bazaar y Look lo convirtieron en un mito.
Hoy en día la portada de una revista de moda es mera fórmula. Si comparamos con la portada de Vogue de enero 1950, que hizo Blumenfeld con la cara de Jean Patchett reducida a una boca, unos ojos, la frente y la nariz, veremos la sutileza del arte. Si alguna vez hubo un haiku visual, es ese. La esencia de la mujer no es sino la suma de sus partes.
Sus imágenes de refinada elegancia rezuman erotismo sutil. La mujer es a la vez sensual, remota y muy estilizada. Le gustaba presentar a una mujer distante e irreal, sensual pero inaccesible. Una mujer es, en sus fotos, una silueta borrosa; un sueño y una fantasía.
Blumenfeld ha seguido influyendo en las generaciones de fotógrafos más actuales. El reconocido fotógrafo de moda Solve Sundsbo comentó recientemente: «Blumenfeld estaba haciendo hace 60 años lo que el resto de nosotros empezó hace diez años».