El guante de piel ha sido durante muchos siglos –y continúa siendo hoy– un signo de distinción y elegancia. Por ello, un par de buenos guantes son un estupendo presente para regalar a cualquier ser querido.
Entre los siglos XV y XVII los mejores guantes del mundo se producían en nuestro país. Pocos regalos superaban en estilo y buen gusto el de unos guantes perfumados españoles (principalmente de Ocaña). Famosos guantes fueron los que el embajador español Antonio López regaló a lady Knollys, condesa de Essex y de Leicester con una carta adjunta que decía: “Estos guantes, señora están hechos de la piel de un perro, el animal más elogiado por su fidelidad”. Además de perfumarse, se adornaban con bordados, ribetes, hilos de seda y piedras preciosas.
A partir del siglo XVII España tuvo que competir con los talleres italianos, británicos, alemanes y nórdicos.
La excelencia en un guante sólo se consigue si se dan tres condiciones: unas materias primas de magnífica calidad, el dominio de la técnica de cada una las fases de su elaboración y que las medidas volumétricas del guante coincidan con la de las manos de su futuro propietario.
Una de las leyendas sobre Beau Brummell es que necesitó tres sastres distintos para confección de un par de guantes, cuya finura era tal que en ellos quedaban dibujados todos los rasgos de sus manos. Lo cierto es que la elaboración de los mejores guantes de hoy es mucho más sencilla. No obstante, la especialización de algunas compañías –dedicadas a una producción eminentemente manual– permiten alcanzar niveles de excelencia sobresalientes y visibles en múltiples detalles.
Las pieles comúnmente utilizadas son las de oveja y cordero, obtenidas de los mejores curtidores y seleccionadas una a una, aunque se pueden usar también pieles de antílope, ciervo, reno, ternera y pieles de aligátor o cocodrilo. El material más apreciado para la confección de guantes es la que se obtiene del pecarí, un mamífero artiodáctilo que habita en Latinoamérica y guarda cierto parecido morfológico con el jabalí. Su piel ofrece características óptimas de elasticidad, finura y durabilidad.
Con el fin de conseguir el máximo confort, la cualidad que se busca en la piel es la máxima flexibilidad y delgadez. Para ello, el maestro artesano escoge las mejores piezas y, una vez cortadas –y antes de recibir la forma básica con los dedos en el troquel– las estira a mano con suavidad. El corte, tanto el inicial como en el troquel se hace individualmente, pieza a pieza, guante a guante.
No todas las costuras se realizan a mano. En algunos casos, el resultado que se obtiene con el apoyo de una máquina puede ser mejor en términos de resistencia. No obstante, los mejores artesanos realizan a mano las costuras que unen las distintas piezas de los dedos que quedan a la vista, consiguiendo de este modo el ajuste más ceñido.
Una vez cosidas todas las piezas, los guantes de piel son alisados al calor de una plancha plana en forma de guante.
Lamentablemente, el consumo de los guantes ha ido cayendo desde los años 60 y son cada vez menos los talleres especializados en la confección de buenos guantes. No obstante, la moda de guante está resurgiendo y es cada vez más habitual ver mitones y guantes de conducción como complemento en las colecciones de las principales marcas.
Quedan muy pocas talleres en Europa especializadas en la confección de guantes de auténtico nivel capaces de confeccionar un buen par de guantes a medida. En Mozzo, una pequeña población vecina a Bérgamo se encuentra el taller de la familia Mazzoleni, los sucesores de Valentino Mazzoleni, un maestro artesano de Trussardi especializado en la elaboración de guantes que, en 1958 decidió fundar su propia compañía. De Mozzo salen hoy guantes extraordinarios que se envían a clientes de todo el mundo. Otras casas italianas reconocidas son Fratelli Orsini, Merola y Omega.
Dents, proveedora de la casa real británica, se fundó en Worcester en 1777 como fabricante exclusivamente de guantes, aunque recientemente amplió el abanico de productos a los bolsos y la pequeña marroquinería.
La sueca Hestra es heredera de la tradición nórdica en la elaboración de guantes refinados pero acondicionados a rigurosas temperaturas en materiales como pecarí, nobuk capybara, cuero de alce, reno, venado y piel de oveja etíope.
La tradición francesa de elaboración de guantes se concentra en Millau –cerca de Montpelier– donde se instalaron numerosos talleres entre los destacan Causse Gantier y Lavabre Cadet.
Ines van den Born fundó en Amsterdam, en 1999, Ines Gloves una empresa conocida principalmente por sus guantes femeninos (guantes de boda, guantes largos de piel y tejidos) y guantes de conducción confeccionados en pecari.
En Barcelona, Santa Eulalia se ha distinguido siempre por su cuidada selección de guantes de piel masculinos y femeninos contando para ello con los mejores talleres del mundo.