La nueva colección para hombre de la maison francesa rinde homenaje a la fiesta, que en 1978 organizó Yves Saint Laurent en Nueva York, para celebrar el lanzamiento de la fragancia Opium

Con esta premisa tan evocativa Anthony Vaccarello presentó su primera colección de moda masculina para la firma parisina. Cuarenta años después, y desde un barco anclado en el muelle de Nueva York, el director creativo de la firma rememoró el nacimiento de un perfume que revolucionó el mundo.

El perfume Opium define una época. Su salida al mercado fue muy polémica debido a su nombre; aunque la fragancia no pretendía más que acercarnos al Lejano Oriente y a una tradición antiquísima de Japón. Sin embargo, la controversia en Estados Unidos debido a su nombre fue impactante.

Si en 1978 Yves Saint Laurent decidió organizar una gran fête en un barco decorado con banderas doradas, centenares de orquídeas llegadas de Hawaii y un gran Buda de oro, en junio de 2018 Vaccarello se inspiró en esa gran fiesta para presentar una colección que bebe de esa gran época y estilo pero resulta totalmente contemporánea.

Moda inspirada en Nueva York

El propio diseñador proclamó que quería representar la idea de Nueva York y sus iconos de estilo de los últimos años 70. Ahí no podemos olvidar la influencia de Studio 54, que se evoca en camisas con detalles de strass, lamé o blazers cruzados.

Pero tampoco podemos olvidar la otra cara de la moneda: la vida nocturna de los locales de rock & roll en un momento de máxima decadencia económica de la gran urbe norteamericana. El estilo del Max Kansas City y el punk se presenta como un glamour sucio y terriblemente sexy, que aparece en hoodies, botas cowboy y pantalones de tiro alto y pernera bootcut.

Accesorios y glamour

Los complementos de esta colección no son meros acompañantes de las prendas de moda, sino que son elementos llenos de estilo que acaban de perfilar cada propuesta.

Encontramos accesorios que se inspiran en la tradición marinera de los balleneros de Boston y resultan muy literarios y poéticos; y otros de aspecto chunky y más street wear, como collares o detalles con efecto glitter.

No podemos dejar de comentar el final del desfile, cuando los modelos aparecieron en la pasarela luciendo un aspecto sensual y salvaje. Cubiertos en purpurina y maquillaje metalizado, la imagen rendía homenaje a un legado inspirador y a una fiesta ultraglamurosa y rodeada de leyenda. Esta vez ni Truman Capote ni Cher fueron los protagonistas, sino los reyes del estilo contemporáneo, como Kate Moss, Lauryn Hill, Julianne Moore o Sean Lennon.