Imagen Portada: Mary Kate y Ashley Olsen, fundadoras de The Row. Fuente @cranberry_chic

 

En una era en la que las tendencias y la moda viral determinan el éxito de ventas y popularidad de las marcas, existe un pequeño grupo de firmas de lujo que apuesta por la discreción y el lujo silencioso como claves del verdadero estilo y la exclusividad. Hoy descubrimos la historia de The Row, la firma de lujo más elegante fundada por las gemelas Olsen que empezó con la creación de una camiseta.

El viaje hacia la atemporalidad y el ‘quiet luxury’ de The Row empezó en 2006 cuando las hermanas Mary-Kate y Ashley Olsen, conocidas por su trayectoria en televisión, decidieron hacer realidad su verdadero sueño: fundar una firma de moda. Y el punto de partida fue la exploración de patrones, el estudio de materiales y establecer el proceso de confección para conseguir crear la camiseta perfecta.

Aunque hablar de una camiseta no conduce a pensar directamente en la construcción de una marca de lujo, detrás de ese lanzamiento se escondía una visión muy precisa sobre qué era la moda para las gemelas más populares de la televisión. Y es que para Mary-Kate y Ashley Olsen su interpretación se basaba en una imagen clásica y simple centrada en estudiar cada patrón que formaba las piezas, trabajar con procesos artesanales y el uso de los materiales más exclusivos del mercado como herramientas para conseguir esa pieza sofisticada y de alta gama.

Colección SS23 de The Row. Fuente IG @therow

Bautizada con el nombre de la famosa calle londinense Savile Row, sinónimo de sastrería a medida, The Row se propuso trazar un camino para la moda prêt-à-porter de mujer centrado en un estilo clásico, atemporal y minimalista. Las gemelas aprovecharon su fama como iconos de estilo para convertir ese aura boho chic desenfadado marcado por líneas limpias y oversize, tonos oscuros y piezas de alta gama en un imperio de moda, tal y como lo conocemos en la actualidad.

Mary Kate y Ashley Olsen. Fuente IG @mystylemkaolsen

The Row debutó con una colección de piezas simples, como vestidos de cachemira, camisetas blancas y leggings, pero que seguían un proceso de diseño y confección cuidado al detalle. Aunque su presentación fue aclamada por la crítica de expertos en moda, las gemelas tuvieron un gran reto en demostrar su valía en esta industria, marcada por el escepticismo hacia todas aquellas celebridades que deciden lanzar su propia línea de ropa y complementos. Y es que Mary-Kate y Ashley Olsen contaban con una exitosa carrera en el mundo de la interpretación. Desde muy pequeñas empezaron participando en series de éxito como ‘Padres Forzosos’ en la década de los 90.

Colección Pre Fall 2021 de The Row. Fuente IG @therow

Durante los años posteriores The Row siguió presentando colecciones en la semana de la moda de Nueva York y París, aumentando su éxito y reconocimiento. Y gran parte de ello se debe a que Mary-Kate y Ashley Olsen se han mantenido firmes en convertir a la firma de lujo en un universo de estética refinada que prima la calidad sobre la cantidad.

The Row destaca por sus colecciones de piezas atemporales en las que revisan constantemente los clásicos mediante un enfoque minimalista basado en las siluetas limpias, los tonos neutros y la ausencia de logos en sus prendas. Además, la firma también destaca por el trabajo con los mejores materiales que existen, como la cachemira, la seda o el cuero fino, con el objetivo de ofrecer comodidad y elegancia.

The Row se expande con la línea masculína. Colección FW 2021. Fuente IG @therow

Con el paso del tiempo The Row ha ido creciendo hasta incorporar una línea de moda masculina, sus colecciones de complementos y una selección de perfumes. En su última colección primavera/verano 2024, presentada durante la semana de la moda del pasado mes de septiembre, la firma mostró una amplia variedad de propuestas en tonos neutros, como el blanco, el negro y los marrones, además de algun contraste en azul y rojo, en el que reinventaba piezas clásicas como las americanas y los trench combinados con pantalones de pinza, camisas y tops con drapeados y vestidos que jugaban con asimetrías.

 

Por Ferran Farled