Autora: Lola Garrido

Ha pasado un siglo y sin embargo, los diseñadores de moda desde París y Milán a Nueva York, vuelven continuamente su mirada a geometrías, estampados y referencias de estilo marcados por Bauhaus, escuela de arte fundada por el arquitecto Walter Gropius, que escandalizó con sus inusuales métodos de enseñanza, en Weimar y Dassau.

Su corta existencia (1919-1932), por la llegada del nazismo, significó el prototipo para las escuelas de arte como las conocemos hoy en día. Las señales visuales con formas geométricas rígidas pero libres, la simplicidad y la elegancia del diseño pueden ser los indicadores más fáciles de detectar del efecto de Bauhaus en la moda contemporánea.

Adolf Loos, arquitecto vienés anterior a la escuela, ya había explicado con claridad que «la ausencia de ornamentos es un signo de fortaleza espiritual». Jil Sander, seguidora de este concepto, limpió paladares quitando frivolidad y atemperando los 70’s y excesos de los 80’s.

La moda tradujo en múltiples ocasiones el espíritu colectivo e innovador de Bauhaus. Otros diseñadores se centraron en la sombra y la luz, los experimentos visuales de László Moholy-Nagy con movimiento e iluminación. La «nueva visión» ha inspirado a otros diseñadores, incluido el debut de Rei Kawakubo en 1981 para Comme des Garçons, que diseñó siluetas vanguardistas y deconstruidas.

El movimiento Bauhaus se caracterizó por líneas limpias y esquemas minimalistas. Las potencias de la moda como Yves Saint Laurent y Alexander Wang han utilizado el enfoque en sus colecciones, mientras que los iconos como David Bowie y Lady Gaga crearon personajes enteros a partir de sus principios modernistas.

Anteriormente, Saint Laurent consiguió enmarcar a la mujer en un mítico icono de Mondrian. Desde entonces Prada, Phoebe Pilo, Courreges, Celine and infinitum, se hicieron eco de la moda de lujo pura y simple, trabajaron con geometrías en los accesorios y aplicaron los colores de bloques primarios de Bauhaus a las colecciones.

Los textiles fueron uno de los talleres de la escuela a los que más mujeres asistieron y algunas de ellas, se convirtieron en artistas famosas como Gunta Stölzl y Anni Albers y su influencia está presente en varias colecciones de Alexander McQueen, y otros nombres de la alta costura.

Bauhaus fue una tendencia que se viralizó para convertirse en clásico. Moda, decoración, grafismo y todo lo que rodea el arte y la artesanía se ha convertido en el síntoma de “lo nuevo… de hace cien años”. Muchas corrientes de la época, desde el naturismo hasta el nudismo, desde la educación progresiva hasta el psicoanálisis, se formularon en aquellos programas de estudio de Bauhaus.

Walter Gropius se encargó de atraer a artistas reconocidos a Weimar para que trabajaran como instructores. Entre otros, Lyonel Feininger, Josef Albers, Paul Klee, Oskar Schlemmer, Kandinsky etc, respondieron a la llamada. Como resultado, la facultad de Bauhaus representó una reunión de las mentes más importantes de la vanguardia europea, buscando realizar percepciones del cosmopolitismo y la diversidad internacional.

«Bauhaus se encuentra entre las exportaciones culturales más influyentes a nivel mundial de nuestro país», dijo el presidente alemán cuando inició las celebraciones en enero. En Bauhaus estuvieron las mentes que germinaron el estilo del siglo: fue un gran laboratorio en el que experimentar con diferentes materiales, formas, colores y, de hecho, toda una gama de ideas divertidas. Creían que donde no hay risas no brota el pensamiento.

Al enviar a Gropius y sus discípulos, incluidos Ludwig Mies van der Rohe y Marcel Breuer al exilio, los nazis hicieron algo con lo que no contaban: aseguraron irónicamente que las ideas de la escuela prosperaran en todo el mundo. Ese pasado sigue presente y continua marcando las tendencias del futuro.