Decir Peggy Moffitt es hablar de la modelo que cambió el estilo fotográfico en los 60.
Sin duda ella es el estilo pop-art de la moda. Y la primera en posar en topless. Oficialmente llamado el «monokini”, el traje de baño apareció por primera vez a finales de 1963 en un reportaje sobre moda futurista. Al principio Moffitt se resistió a posar, pero más tarde consideró que era «una expresión sin restricciones de la libertad”. Así que se puso de pie sobre una alfombra de baño, empapada en agua, y… se convirtió en un emblema indeleble de la nueva libertad sexual.
Una vez que América lo vio, los pedidos comenzaron a fluir al tiempo que una catarata de mensajes de repulsa. El topless se convirtió en la historia del año, con declaraciones de los soviéticos llamándolo signo de «decadencia capitalista» y el Vaticano declarando que se trataba de la “negación del sentido moral”. “Nunca imaginé que iría más allá del negocio de la moda hasta convertirse en sociología”, dijo Gernreich.
En su papel como musa de Gernreich, Moffitt posaba componiendo personajes cercanos a lo surrealista. Al igual que su maquillaje extravagante, sus poses eran estilizadas y extremas. Ella jugaba una buen rato ante el espejo, antes de llegar al set, donde actuaba adornando un personaje imaginado.
Vidal Sassoon –el gran peluquero- contaba: «se levantaba, agitaba el pelo y representaba una danza con extremidades que se balanceaban; nadie se movía como Peggy». Sus figuras de movimientos casi salvajes fueron capturadas en varias películas, incluyendo las de Michelangelo Antonioni Blow-Up, de William Klein Qui Êtes-Vous, Polly Maggoo?, y en Black Basic de Claxton, proclamado como el primer vídeo sobre la moda.
A Moffitt le gustaba señalar que los diseños de Gernreich iban décadas por delante de su tiempo, y que la moda recuperó ese estilo al comienzo del nuevo milenio. En 2003, la diseñadora japonesa Rei Kawakubo invitó a Moffitt para colaborar en la nueva publicación de una serie de diseños de Gernreich bajo la marca Comme des Garçons, con gran éxito. A partir de 2013, Moffitt, que tenía los derechos legales sobre las creaciones de Gernreich, se puso a trabajar con inversionistas para relanzar la marca.
El director del MOCA de Los Ángeles y reputado galerista Jeffrey Deitch afirma: “Peggy fue una verdadera innovadora en la forma de posar y ella misma se convertía en extensión del pop”.
El estilo diferente de Peggy tiene sus raíces en el maquillaje del kabuki japonés, en el movimiento de la gran dama del ballet americano Martha Graham y en su experiencia en la danza moderna. Una exposición titulada “Total Look” en el Museo de MOCA coloca a la modelo entre las obras de arte.
Su maquillaje de máscara, las pestañas exageradas y su asimétrico pelo denominado “cinco puntas” creado por Sassoon, representaba una forma radical y extrema de la moda, y se oponía a la elegante y cada vez más amable de mediados y finales de 1960. Las hermanas Leigh, Suzy y Dorian, representaban ese estilo del modelaje elegante y correcto. Peggy llevaba sombra de ojos roja, lo que los hacía parecer irritados por el humo de los cigarrillos, y en un alarde de liberación dejaba su piel sin maquillaje, lo que suponía un cierto abandono.Peggy se crió en California, pero nunca fue una chica sana y bronceada de playa. «Yo solía espantar a los hombres», dijo una vez. Sin embargo los hombres interesados en lo artístico se sentían atraídos por Moffitt como una mariposa por la luz.
Junto con el diseñador Rudi Gernreich y su esposo, el fotógrafo William Claxton, Moffitt formaba parte de un trío inseparable. Eran los felices 60 y comenzaba la liberación de la mujer.