En la fotografía de moda actual hay talentos indiscutibles y uno de ellos es Viviane Sassen, nacida en Amsterdam, donde vive y trabaja. Sassen pasó la primera infancia en África del Sur, de dónde volvió para estudiar diseño de moda en Arnhem. Una vez allí, trabajó como modelo para fotógrafos profesionales y revistas holandesas marginales, mientras realizaba proyectos personales de autorretratos y desnudos.
Viviane va mucho más allá de haber conseguido el reconocimiento de grandes revistas como Dazen and Confused por sus trabajos en el mundo de la moda, y sigue todavía describiéndose como «fotógrafo de moda», definición muy corta de su trabajo, porque ella es una artista de la moda outsider: una coreógrafa, diseñadora y escultora.
En su trabajo no sigue las reglas de la fotografía típica, sino que busca colocar a sus modelos en contextos inusuales, con pocos apoyos, a la vez que dirige la escena como directora de danza con una coreografía absolutamente contemporánea con movimientos de extremidades torpes y geométricos en suspensión, consiguiendo una fuerza visual extraordinaria.
Sassen radicaliza sombras y luz para borrar la identidad del sujeto. Esta fue una característica central de su serie «parasomnia” -lugar entre el sueño y la pesadilla- que ambientó en Sudáfrica, donde los modelos exponen sus rostros a la deslumbrante luz del sol. Sus caras están parcialmente invisibles, cubiertas por sombras intensamente negras fusionadas con el color de su piel, y existen partes de sus cuerpos pintados con los mismos colores que la ropa. El efecto es extraordinario.
Todas sus composiciones fotográficas comparten siempre una especie de sutil trompe-l’oeil. Por ejemplo, logra simular la presencia por ausencia, borrando o difuminando la frontera de la realidad. Lejos de ser una cuestión puramente formal, este engaño visual es el centro de su tarea expresiva con lo que consigue un gran impacto en sus fotografías.
África es uno de los trabajos más reconocidos en los grandes festivales y ferias de la fotografía, en el que introduce elementos de gramática visual relativa a la cuestión étnica.
La identidad personal es simbólica – y, a veces literalmente – la deja en la sombra. Por otra parte, al igual que los individuos retratados usan la ropa y parecen el propio cuerpo o el medio ambiente natural, se debe al el camuflaje y a la cantidad de elementos descriptivos culturalmente exclusivos. Hay una parquedad en la información visual compensada por el uso de colores brillantes y de alta sensibilidad, consiguiendo imágenes muy contrastadas, estéticamente radicales y atractivas. En sus fotografías al límite del documental conceptual, los aspectos cruciales de las circunstancias de la vida de los retratados están en la superficie. Trascienden el documental y llegan a la metáfora.
Los escenarios repletos de signos y elementos gráficos es rico, lleno de historias y narrativas. La textura de la tela, los colores y las formas físicas así como los animales y los objetos llevan a la reflexión y nos muestran un caleidoscopio siempre cambiante entre lo real y lo irreal.
Los escenarios y puesta en escena de Viviane Sassen es un oportuno lugar que se vuelve escenario del teatro y de vida. Todo esto crea un ritmo y un gesto con acciones inusuales donde los cuerpos se presentan en estado puro.
Se trata de una excelente fotógrafa, que trabaja e investiga en el continuo desarrollo de un estilo muy personal, para seguir evolucionando y generando sorpresa y emoción.
Por Lola Garrido