Imagen Portada: Hunter Schafer con diseño de Mugler. Fuente IG @muglerofficial
El último desfile de Thierry Mugler, celebrado el pasado mes de octubre, fue uno de los más comentados de la semana de la moda parisina. En la presentación pudimos ver el excelente trabajo con el que Casey Cadwallader, el actual director creativo, homenajeó el legado de una de las grandes casas contemporáneas. Hoy repasamos la historia de la firma que convirtió la moda en una obra de arte.
Durante la presentación de la nueva colección Primavera/Verano 2024 vimos cómo las nuevas propuestas, centradas en explorar la sensualidad del cuerpo mediante siluetas ceñidas y tejidos al viento, reinterpretan el legado de Monsieur Mugler. Entre los elementos que aluden directamente al legado del fundador, un sinfín de corsés y transparencias y la versión actualizada del tocado de abeja que se presentó por primera vez en la colección de alta costura de 1997.
Para diseñar la colección el actual director creativo revisó el archivo histórico de la firma, centrado en explorar la teatralidad y el efecto futurista y transgresor propio de los diseños de Mugler. Cómo si de un viaje al pasado se tratara Cadwallader ofreció su propia interpretación de cómo la moda vivió los años dorados de Mugler al frente de su firma homónima.
Todo comenzó en la década de los setenta cuando un joven bailarín se trasladó a París para aprender el oficio de costurero y emprender lo que sería uno de los caminos más prósperos en la industria. En poco tiempo el diseñador presentó su primera colección, Café de París, en las que pudo mostrar su visión de la moda. Hombreras marcadas, siluetas exageradas y diseños estéticamente arriesgados para la época marcaron la antesala del desenfreno de los ochenta.
Aquellas propuestas tan rompedoras fueron todo un éxito y permitieron al diseñador empezar a construir su imperio. En 1976 realizó una exposición en Tokio, dos años más tarde inauguró su primera tienda en París y empezó a trabajar en sus colecciones de moda con una visión futurista y escultórica que cautivaron a grandes estrellas del momento, desde las supermodelos Naomi Campbell o Cindy Crawford hasta el cantante George Michael.
Durante la década de los ochenta Mugler no sólo se estableció como uno de los diseñadores más disruptivos del momento por sus colecciones de moda sino que también por sus creaciones para el teatro y uniformes. Por un lado, el diseñador fue el artífice del vestuario de Macbeth. Por otro lado, también diseñó los uniformes de una de las discotecas de referencia de la capital francesa.
La visión de Mugler se centraba en explorar a la mujer como una superheroína, a exaltar las proporciones del cuerpo y buscar referentes futuristas con los que creaba piezas con volúmenes y detalles calculados al milímetro que convertía a las piezas en auténticas obras de arte. La sofisticación de sus prendas y el cuidado por el detalle le llevó a participar como firma invitada en la alta costura de 1992.
En la década de los 90 Mugler presentó algunos de los diseños que pasarán a la historia de la moda y fue el momento en el que lanzó su icónico perfume ‘Angel’,el más exitoso de la industria. Entre los diseños destacamos el vestido inspirado en el nacimiento de Venus de Botticelli en la colección SS 1995, el polémico vestido que dejaba al descubierto el trasero en que presentó ese mismo año, la creación de 1997 que transformaba a la mujer en un pájaro o los icónicos vestidos ceñidos al cuerpo repletos de transparencias, pedrería y adornos de pelo.
En 2002 Thierry Mugler anunció su retirada del mundo de la moda, aunque siguió participando en el diseño de trajes para celebridades, como el vestuario de varias giras de Beyoncé o el vestido efecto mojado de Kim Kardashian en la gala del Met de 2019. Y durante este tiempo, Nicola Fomichetti y David Koma se ocuparon de la dirección creativa de la firma antes de la llegada del actual director creativo.
Por Ferran Farled