Cuéntenos un poco acerca de su trayectoria, ¿cómo se inicia en el mundo del arte?
Después de una infancia garabateando mucho sin mucho sentido, a mediados de los ochenta estudié Pintura y luego Grabado en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona. No le encontré mucho sentido, pero desde entonces me dediqué a dibujar y pintar buscando y desarrollando un estilo. A finales de los noventa empecé a publicar ilustraciones en prensa, y a primeros de los dosmil empecé a exponer pintura en los circuítos de galerías y museos de manera regular.
Han pasado más de quince años de dedicación profesional y más de cincuenta exposiciones en Europa y Estados Unidos.
¿Qué tipo de obra es la que caracteriza su trabajo?
En mi carrera como artista visual he utilizado sobre todo la pintura, pero también mucho el collage. De hecho quizás el tipo de obra que caracteriza mi trabajo es una mezcla peculiar de pintura y collage: pintar sobre soportes impresos o ya pintados para modificarles la forma y el contenido.
He intervenido tanto anuncios contemporáneos en revistas, carteles o billboards, como reproducciones de pinturas antiguas, impresas o pintadas. La intervención de material publicitario contemporáneo siempre más radical y crítica, y las intervenciones sobre obras antiguas más poéticas o cómicas, aunque igual de irrespetuosas.
A modificar imágenes de otros, que ya es para mí una parte constante en mi obra, le he llamado Cecilismo, por Cecilia Giménez, la del Ecce Homo en Borja. Lo hemos hecho sistemáticamente también con el pintor Milos Koptak por separado cada uno y en series de nuestro grupo pictórico Miroir Noir.
¿Tiene algún tema o figura recurrente en la cual se inspire para crear?
Estuve obsesionado con el retrato y la representación de la figura humana, buscando maneras alternativas de mostrarlos, de una manera expresiva y a la vez sombría. En los últimos años, abriendome a otras temáticas, he pintado ramos de flores y naturalezas muertas, paisajes vistos e imaginados, animales reales y mitológicos.
A casi todos los he hecho aparecer sobre los restos de otras imágenes previas, sean cuadros repintados, míos o de otros, o reproducciones, encontradas en libros o impresas expresamente.
¿Qué otros artistas considera que han influido en su obra? ¿Algún referente?
Mientras no existía internet, cuando los referentes se adquirían viendo exposiciones o mirando ilustraciones en libros, lo difícil era tener acceso a suficientes imágenes como para hacerse un criterio. El acceso a la información gráfica era lento y escaso, y se adquiría sobretodo en librerías y bibliotecas. Desesperante. Según iba teniendo acceso, me sentí influído por los pintores del renacimiento tardío y del barroco, especialmente por Velázquez y El Greco, mis favoritos. Casi a la vez me obsesioné con Goya. Luego enseguida, y como evolución natural, me interesé por la escuela de Londres: Freud, Kitaj y Bacon sobretodo.
Y ya, en plan bola de nieve, por el expresionismo y neoexpresionismo alemán; la escuela polaca de cartelería, y la de ilustración y cine animado checoslovaca en los 60s y 70s; el grabado japonés del s.XIX, el pop art inglés y el americano…
Una vez con acceso a internet y cda vez a más cataratas de imágenes incuantificables, y más allá del libro de arte o de la experiencia presencial en museos o galerías que todavía cultivo, cada día descubro online nuevos pintores, y me detengo a observar y estudiar decenas de imágenes emocionantes.
Ya es casi demasiado y uno pierde la capacidad de distinguir las influencias.
Creo que hoy estamos todos ago desbordados intentando asimilar y procesar tantas imágenes.
Sobre el proyecto de los escaparates para Santa Eulalia ¿de dónde surge el concepto?¿Cómo ha sido el proceso?
La propuesta del Estudio lefreak para presentar un proyecto para los escaparates de otoño de Santa Eulàlia fue una agradable sorpresa que prometía romper mi rutina creativa, y al final ha sido un reto que ha resultado mayor de lo que me pareció al principio, cuando acepté encantado sin pensar demasiado la que me venía encima.
Este es un relato exhaustivo de como ha sido el proceso:
Cuando nos sentamos a enfocar el proyecto, salió la idea de presentar un ‘Cuento de Otoño’ pintado, desarrollado en cuatro escenas, los cuatro escaparates, algo así como ambientes oníricos, un paraíso perdido, con paisajes y animales diferentes, con predominancia de colores otoñales y una sensación de espacios mágicos y misteriosos.
Pensamos que esta sensación de cuento misterioso otoñal se reforzaría con el uso de fondos de pinturas clásicas del Museo del Prado de los que extraer partes y detalles de estas escenas surrealistas, que añadirían una capa extra de lectura al motivo escogido, y a la vez aligerarían algo los tiempos de ejecución de cada escaparate.
Presenté unas pequeñas maquetas que fueron aceptadas.
Hubo que rehacer los fondos de las maquetas iniciales con la primera idea de cada escena a proporción de cada escaparate, rellenando a veces con partes del propio cuadro, otras mezclando obras diferentes, y al final todavía ajustar las proporciones y recolocar digitalmente los elementos y personajes a las secuencias de panelado de cada escaparate para que las figuras se viesen enteras.
Después la parte técnica, que ha sido encontrar esas imágenes en internet y conseguir ampliarlas a paneles de casi tres metros de alto sin que pixelizasen. Para ello hemos necesitado pasarlas por un programa informático de remuestreo cuántico (o algo así, lo hizo un técnico informático), hasta conseguir archivos de varios gigas para la imprenta. Una locura, mi ordenador casi muere en el intento.
Luego yo por mi parte construí en mi estudio un caballete de dos metros y medio de alto y de ancho, para pintar cada escaparate con los paneles seguidos en plano, como si fuesen cuadros gigantes. De hecho los cuadros más grandes que jamás pinté. El escaparate de Home Gran, por ejemplo, mide 485x278cm. Son proporciones de museo.