Imagen Portada: Foto Película «The Last Emperor» en IG realmrvalentino
Valentino es una de las firmas con mayor historia en el mundo de la moda. Durante más de seis décadas, la casa ha trabajado su propia concepción del estilo y el saber hacer forjando uno de los legados más poderosos y con mayor influencia en la actualidad. A través del análisis de la dilatada trayectoria del diseñador, descubrimos cómo Valentino Garavani se convirtió en el último emperador de la moda.
De Valentino Garavani ha quedado en el imaginario popular su fijación por el color rojo, convertido en un símbolo de su marca, y sus bronceados. Pero más allá de la figura del director creativo de su firma homónima como un icono de la cultura pop, la casa de costura aportó un alcance de la feminidad y la elegancia de la mujer que perdura en el tiempo a través de un universo propio.
Todo comenzó en 1949 cuando un joven Valentino Clemente Ludovico Garavani decidió emprender su camino en el mundo de la moda. Nacido en Voghera – Italia – casi dos décadas atrás, su familia primero lo envía a la capital de la moda italiana para iniciar sus estudios pero, al poco tiempo, Valentino decide trasladarse a París para formarse en la École de la Chambre Syndicale de la Couture Parisienne. Fue en ese periodo cuando empezó a trabajar para Guy Laroche o Jean Dessey.
Pasada una década aprendiendo en la ciudad de la luz, el joven diseñador decide volver a Italia para abrir su propio taller. Con la ayuda de su familia y junto a Giancarlo Giammetti, su socio durante los próximos 50 años, crea su firma homónima y forja uno de los tándems más solidos y poderosos en la industria de la moda contemporánea. Ese mismo año el diseñador debuta con su primera colección de primavera y verano que ya empezó a cosechar sus primeros éxitos.
Entre las propuestas destacó la aparición de un llamativo vestido de fiesta (The Fiesta Dress) drapeado en rojo, una tonalidad que rápidamente se volvió fundamental en sus próximas propuestas. Tras haber asistido a una ópera en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, la decoración y el vestuario rojo captaron su atención. Como un símbolo de poder, y también de superstición, el diseñador decidió incluir siempre vestidos de color rojo, un tono que con el tiempo se lo apoderó como ‘el rojo valentino’, transformándose en el símbolo más emblemático de la firma.
A través de una visión romántica y empoderada de la mujer, Valentino siguió trabajando con diseños repletos de volantes, siluetas fluidas, apliques florales y transparencias como recurso para dotar sus creaciones de elegancia. Y esta visión rápidamente se volvió popular entre celebridades y las élites internacionales.
En la década de los 60 el diseñador contaba con una extensa y exclusiva lista de clientas fieles a sus diseños, entre las que destaca el nombre de Jackie Kennedy, responsable, en palabras del propio diseñador, del éxito de la firma. En el film Valentino, el último emperador (2008) el modisto confiesa que le debe su éxito a la que fue la mujer del expresidente de los Estados Unidos John F. Kennedy. En su primer viaje oficial, tras el asesinato de su marido, Kennedy apareció con un vestido de Valentino e incluso en su boda con el magnate griego Aristóteles Onassis el modisto italiano también diseñó su vestido.
Durante las siguientes décadas Valentino fue expandiendo su imperio a nivel internacional. La firma siempre se mantuvo fiel a su estilo predominado por el binomio blanco y negro, en contraste con el Pantone ‘rojo Valentino’ y un sofisticado juego con colores contrastados. En las piezas, el diseñador siempre apostaba por las líneas simples y depuradas en contraste con estampados y apliques florales, los volantes y la gasa que aportaban el punto más sofisticado.
En 2007 Valentino anunció que se retiraba de la dirección creativa de la firma que dejó primero a cargo de Alessandra Facchinetti antes de que aparecieran Pierpaolo Piccioli y Maria Grazia Chiuri. Ambos eran responsables de la línea de accesorios de la firma hasta asumir esta nueva responsabilidad, un cargo que Piccioli sigue ostentando de forma exclusiva desde que, en 2016, Chiuri decidió emprender nuevos retos profesionales como directora creativa de Dior.
Este relevo, liderado durante los últimos años por Piccioli, no ha hecho más que expandir el legado del fundador de la firma al mismo tiempo que intentan conectar con una nueva generación de jóvenes. Desde el trabajo con colores saturados y tejidos brillantes, con especial atención al rosa Valentino que hace un guiño a su icónico rojo, hasta la apuesta por renovar la alta costura de la firma o trasladar sus desfiles a Italia, el punto de partida de todo el imperio.
Por Ferran Farled