El fotógrafo suizo Michel Comte busca la belleza como si se tratara de un antropólogo. Sus retratos son levantamientos topográficos de rostros. Todo está recogido con precisión y naturalidad.

Las fotografías de moda siempre han estado en un punto medio entre la utilidad y el arte. Las revistas encargan fotos para vender sus productos de lujo y el arte no es la prioridad, puesto que en el arte debe ser inútil y la belleza se le supone. Ha ocurrido sin embargo, que en la historia de la fotografía de moda, el tiempo y las miradas de los autores han llevado a nuevos registros y nuevos significados, independientes de la intención de sus creadores.

Santa Eulalia y Lola Garrido

En la obra de Comte, que comenzó su carrera como restaurador en la Galería Bischofbergerde su país, se percibe la voluntad de buscar la esencia. Sus blancos y negros serenos, su capacidad para entender los rostros como espacios, así como su saber organizar los  movimientos parecen simplemente naturales, y transmite la fascinación que le provocan los rostros retratados.

ok

Sus imágenes de todos los grandes actores y actrices, y sus fotografías de moda hablan desde el diálogo que establece con el retratado, y están alejados de toda estridencia superflua.

Lo mismo si se trata de un reportaje o de moda, siempre se ha mantenido fiel a su estilo inimitable. Algunas de sus fotografías son verdaderamente memorables. No es de extrañar que en su mayoría sean fotos de mujeres o celebridades, ya que éstas son las áreas donde Michel Comte ha desarrollado una maestría sin igual.

La toma de fotografías de estrellas es un trabajo duro. Después de todo, hemos visto la cara tantas veces que llegamos a creer que los conocemos personalmente. Pero Comte tiene una habilidad especial para encontrar imágenes que dan la sensación de que en realidad se los ve por primera vez.

Simplemente confía en su ojo siempre atento y capta una expresión facial que parece expresar el alma del retratado tal y como se ve en el rostro de Penélope Cruz, o en la vulnerabilidad de Demi Moore.

ok8

Michel Comte sabe cómo transformar a las mujeres en diosas presentándolas como intemporales y contemporáneas al mismo tiempo. Capta su fuerza y ​​sensualidad sin tener por ello que convertirlas en objetos. Revela que el secreto de su obra no es otro que el placer de captar seres humanos, su variedad e individualidad. Su mirada franca le permite producir imágenes tan únicas, como son los individuos que en ellas aparecen. Su obra ha sido expuesta en importantes museos como el Guggenheim de Venecia, y la Pinakothek der Moderne en Munich.

Empático y glamuroso a la vez, sus fotografías captan la esencia de los modelos con una inmediatez sorprendente, revelando su fuerza y ​​su belleza en imágenes brillantemente compuestas. Michel Comte, como buen artista evita los trucos baratos y las emociones y va directamente al momento decisivo; cuando la expresión y  la postura revelan el interior.

Tanto fotografiando el glamour o las atrocidades de la guerra civil en Ruanda, como mostrando retratos o paisajes impresionantes – Michel Comte se ha mantenido siempre fiel a sí mismo. En 1978, comenzó a trabajar para los diseñadores de moda internacionales. En 1981, se trasladó a Nueva York, donde comenzó a trabajar para Vogue y Vanity Fair. En pocos años, se convirtió en uno de los fotógrafos más solicitados de la moda.

ok2

A pesar de su éxito, Michel Comte nunca ha perdido de vista su interés en la gente, una curiosidad que lo obliga a documentar el comportamiento humano más allá de los confines de su estudio.

ok3

Por Lola Garrido